Me veo en la necesidad de reivindicar los lugares bonitos. Lugares apacibles y silenciosos donde disfrutar de sabores envueltos en conversaciones interesantes o lecturas fascinantes.
Nunca pierdo la oportunidad de escapar a sitios como este. Para mi es una forma de calmar el alma, de rodearme de cosas bonitas en ambientes relajados donde siempre encuentras matices distintos dentro de cada bocado de pastel o cada sorbo de una taza de té. Lugares que invitan a llevar una libreta y dejar correr la imaginación porque el propio entorno te inspira.
Salón Vailima, Madrid.
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